miércoles, 22 de agosto de 2007

Consuma pescado


Todos sabemos y promocionamos que una dieta
saludable debe incluir la ingesta de pescados (inclusive los de
carne oscura como el atún), por ser ricos en aceites omega 3.
Las revisiones sistemáticas de la literatura médica han hallado
evidencias de que estos aceites omega 3 reducen los ataques
cardiacos y otros problemas relacionados con el corazón y
vasos sanguíneos en personas que ya las padecen, así como su
riesgo de muerte en general. Aunque los ácidos grasos
omega 3 no alteran el colesterol total, el HDL o el LDL, los
estudios sugieren que sí reducen los niveles de triglicéridos,
otra grasa de la sangre que puede contribuir a producir
enfermedades cardiacas.


Pareciera, además, que el aceite de pescado puede ayudar
disminuyendo la presión arterial, así como el riesgo de
re-bloqueo de la arteria coronaria después de una
angioplastía y puede incrementar la capacidad de ejercicio
entre pacientes con obstrucción arterial, e incluso pudiera
reducir el riesgo de arritmia, particularmente en personas
convalecientes de un ataque cardiaco.


Estudio especializado
El Dr. Mozaffarian y colaboradores evaluaron la asociación
entre comer pescado y el riesgo de sufrir un infarto cerebral.
El estudio se realizó en 4,775 personas mayores de 65 años,
cuya edad promedio era 73 años. Entre 1989 y 1990 los
investigadores registraron los datos iniciales de los 4775
evaluados a través de una encuesta alimenticia que
determinó la frecuencia en que comían pescado y el modo en
que lo preparaban. Las personas que conformaron la muestra
de estudio no debían tener antecedentes de haber sufrido un
"ataque" cerebral. Durante doce años se les siguió y se
registraron todos los casos de infarto cerebral, para luego
relacionarse esta información con la ingesta de pescado.


Resultados contundentes
- Los autores encontraron 529 nuevos casos de infarto
cerebral en el lapso que duró el estudio.
- Observaron que cuando el pescado se preparaba al horno o
cocinado se disminuía el riesgo de sufrir un infarto cerebral.
- Asimismo se concluyó que a mayor frecuencia de consumo
de pescado menor riesgo de padecer problemas cerebro
vasculares.


Si la persona comía entre una a tres veces al mes pescado
horneado o cocinado el riesgo disminuía en 15%, si comía
entre una a cuatro veces por semana el riesgo disminuía
en 27% ; y si comía 5 o más veces a la semana el
riesgo disminuía en 30% comparado siempre con
las personas que comían pescado menos de una vez
al mes.
Se observó que si la persona comía el pescado frito,
este tipo de preparación aumentaba el riesgo de
desarrollar un infarto cerebral, incrementando en
44% el riesgo en los que comían pescado frito
una vez o más por semana comparado con los
que lo comían menos de una vez al mes.
Los autores concluyen que entre las personas
mayores de 65 años , la ingesta de pescado
cocinado o al horno disminuye el riesgo de
sufrir un infarto cerebral pero la ingesta del
pescado frito lo incrementa. Los mecanismos
que expliquen estos hallazgos permanecen
aún por aclararse en próximos estudios.


Reflexiones finales
Los resultados sugieren que el modo de preparar
el pescado puede ser muy importante para
disminuir o aumentar el riesgo de sufrir un infarto
cerebral. Esto probablemente se relacione con la
desnaturalización descrita del aceite de oliva al
exponerlo a temperaturas muy altas como las utilizadas
para freír, luego de lo cual pierde su valor protector. Es
posible que algo similar suceda con el aceite y las grasas
del pescado.
Si bien estos hallazgos se hicieron en personas mayores
de 65 años, pues en ellos se presentan con más frecuencia
los infartos cerebrales es presumible que el efecto
benéfico del pescado horneado o cocinado sea válido
para cualquier persona.

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