jueves, 1 de mayo de 2008

Evitar los cambios drásticos en la temperatura

¿Cuántas veces nos hemos preguntado si exponernos al frío causa que nos enfermemos de los bronquios, de la garganta o de alguna otra estructura de nuestro pobre aparato respiratorio? No son pocas las veces en que los padres o los abuelos (estas últimas en un tono muy marcial y –según ellas- lleno de una gran experiencia porque criaron muchos hijos) me preguntan o discrepan conmigo cuando trato de explicarles que el frío no enferma a nadie y que si el niño está resfriado y quiere tomarse un heladito, no hay problema, así como tampoco hay problema si quiere bañarse en una piscina, en el mar o en la ducha, si quiere caminar sin zapatos o dormir sin medias, o si prenden el ventilador o el aire acondicionado.

Todos los papás sin excepción me cuentan que sus hijos se enfermaron de la garganta o están con fiebre y no dejan de mencionar como causan del problema algún evento relacionado con la exposición a un cambio de temperatura (por lo general se refieren a un duchazo frío o a una salida a la calle con el cuerpo caliente). ¡Justo la bronquitis se presenta después de eso!

Las personas adquirimos las infecciones respiratorias altas (las que están localizadas en la nariz, garganta u oídos) o respiratorias bajas (bronquitis o neumonías) no porque nos enfriemos o nos expongamos al cambio de temperatura, nos enfermamos porque nos contagiamos de gérmenes que nos infectan, generalmente virus o bacterias. Me gustaría que reflexionaran con respecto a lo siguiente: imagínense un crudo invierno en Suecia, Rusia o Alaska, con temperaturas inferiores a los -10° centígrados, y que piensen luego en los países tropicales como Ecuador o Haití. Si hacemos un paralelo entre los casos de neumonía que se presentan en los países gélidos y los de clima tropical, veremos que en estos últimos, generalmente del tercer mundo, se presenta un mayor número de casos. Y esto ocurre porque en estos últimos la desnutrición infantil es muy grande, los servicios de salud son precarios, la pobreza es constante y la vacunación infantil y del adulto no está asegurada.

Por otro lado, la contaminación ambiental y la emisión de gases con efecto invernadero han determinado que el clima cambie para peor, y este cambio climático está generando un incremento de la temperatura del planeta, en lugar de enfriarnos nos estamos calentando más y por ende la incidencia de infecciones, sobre todo las respiratorias, son muchísimo más serias. La incidencia de asma (aunque no es una infección, es un problema inflamatorio de las vías respiratorias), la epidemia de gripe aviar o de gripe en general y las neumonías son cada vez más serias y frecuentes, y sobre todo en los niños, ancianos y madres gestantes, y no necesariamente en los más desabrigados, en los que más se bañan, toman más bebidas heladas, usan aire acondicionado o duermen con el ventilador prendido.

Recuerden, nadie se enferma porque el invierno llegó, si nos enfermamos es porque nos contagiamos de virus, hongos o bacterias, o porque en los meses de inviernos cerramos todas las ventanas y puertas, así que a partir de ahora dejen de lado tanto prejuicio nocivo y disfruten de un invierno saludable en la medida que respeten la higiene y la ventilación.

Dr. José Recoba

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