Las neuronas espejo son uno de los más sorprendentes descubrimientos de la neurociencia en la última década. Todavía profundamente inmersos en su estudio, los neurocientíficos están encontrando indicios de que están relacionadas con la capacidad humana de la empatía, con el aprendizaje, con la socialización en general e incluso con el desarrollo del lenguaje.
Se denominan neuronas espejo a una cierta clase de neuronas que se activan cuando un animal o persona desarrolla la misma actividad que está observando ejecutar por otro individuo, especialmente un congénere.
Las neuronas del individuo imitan como "reflejando" la acción de otro: así, el observador está él mismo realizando la acción del observado, de allí su nombre de "espejo". Tales neuronas habían sido observadas primeramente en primates, y luego se encontraron en humanos y algunas aves. En el hombre se las encuentra en el área de Broca y en la corteza parietal.
Las neuronas del individuo imitan como "reflejando" la acción de otro: así, el observador está él mismo realizando la acción del observado, de allí su nombre de "espejo". Tales neuronas habían sido observadas primeramente en primates, y luego se encontraron en humanos y algunas aves. En el hombre se las encuentra en el área de Broca y en la corteza parietal.
Antecedentes
En 1995, en el laboratorio del neurofisiólogo Giacomo Rizzolatti, en la Universidad de Parma (Italia), se produjo uno de esos acontecimientos casuales que derivan en grandes descubrimientos. Los investigadores estudiaban la acción de neuronas motoras en monos, y para ello habían implantado en el cerebro de los animales finísimos electrodos capaces de registrar actividad de una única neurona. Cuando el animal cogía un cacahuete situado a su alcance, una de sus neuronas motoras emitía un impulso eléctrico que los investigadores detectaban.
Un día entró en el laboratorio otro investigador y cogió él mismo un maní; la sorpresa fue mayúscula: la neurona motora del mono había emitido su impulso exactamente como lo hacía cuando el propio animal realizaba la acción... ¡pero el macaco no se había movido! Esa observación casual ha llevado al descubrimiento del hoy llamado sistema de neuronas espejo, integrado por células nerviosas que 'disparan' -emiten un impulso eléctrico- ya sea cuando el sujeto realiza una acción o cuando observa a otros hacerla.
Estudios despejan interrogantes
Numerosos grupos estudian ahora las neuronas espejo. Se han hallado también en el hombre, en casi las mismas áreas cerebrales que en los macacos, aunque no con registros de actividad de una sola neurona -algo no factible en humanos- sino con técnicas no invasivas de registro de actividad cerebral (mediante electroencefalograma o resonancia magnética). Se sabe ya que estas neuronas se activan no sólo a través de estímulos visuales, sino también auditivos. Por ejemplo, una neurona de mono que dispara cuando él mismo rasga un papel, disparará cuando vea a una persona u otro mono rasgar un papel, pero también cuando sólo escuche el sonido.
Los resultados han mostrado la existencia de interconexiones entre el sistema de neuronas espejo y varias estructuras en el cerebro profundo implicadas en las emociones, el llamado sistema límbico. Además, como señalan Marco Iacoboni y Mirella Dapretto, investigadores de la Universidad de California (Los Ángeles, EE.UU.), en un reciente artículo en 'Nature Reviews Neuroscience', «la actividad en toda la red de interconexiones entre neuronas espejo y estructuras límbicas aumentó durante la imitación de las conductas, como se ha demostrado habitualmente en las áreas donde están las neuronas espejo», al realizar otras acciones no relacionadas con la emoción.
Relación Autismo y Neuronas espejo
«La hipótesis [de la relación entre neuronas espejo y autismo] ha sido desarrollada en profundidad sugiriendo que el sistema de neuronas espejo permite crearse un modelo del comportamiento de otras personas, a través de un mecanismo de representación interna de estados corporales asociados a acciones y emociones», escriben Iacoboni y Dapretto. Esta representación interna proporcionaría una forma directa de experimentar lo que sienten los demás.
Estos datos apoyan la idea de que un mal funcionamiento en el sistema de neuronas espejo es un problema importante en el autismo, afirma Dapretto. Y sugiere, además, que el registro de actividad de las neuronas espejo en tareas de imitación o sociales podría usarse como biomarcador del grado de profundidad del trastorno.
DRA. MÓNICA G. SALOMONE
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