jueves, 24 de abril de 2008

Salud Ocular: Ingesta de antioxidantes

Una ingesta alta de alimentos ricos en los carotenoides luteína y zeaxantina puede reducir en gran proporción el riesgo de degeneración macular senil. Sin embargo, hay indicios que apuntan que altas dosis de beta-carotenos (también carotenoides) podrían aumentar el riesgo de aparición de la misma enfermedad.

La luteína es un pigmento vegetal que se encuentra en frutas y hortalizas. No la puede producir nuestro organismo sino que sólo la obtenemos a través de la dieta. En la sangre es transportada por lipoproteínas de alta densidad (LDL) y es captada en el ojo, sobre todo por la retina y el cristalino; allí se metaboliza a zeaxantina. La luteína y la zeaxantina se conocen como «pigmentos maculares», que son los que protegen la mácula o parte central de la retina y el cristalino de la acción oxidante de la luz.

La capacidad antioxidante de estas sustancias es la que reduce el daño provocado en el ojo por la luz ultravioleta y por reacciones fotoquímicas. La concentración de pigmentos maculares en la retina está directamente relacionada con la sensibilidad visual en personas mayores de 64 años, por lo que la densidad de estas sustancias es un indicador útil de la salud ocular.

La mácula es la responsable de la visión central y su degeneración impide actividades como leer, ver la televisión o reconocer las caras. La visión periférica, sin embargo, se mantiene inalterada, por lo que las personas que la sufren pueden manejarse sin ayuda para caminar o realizar otras tareas cotidianas.

La dieta puede jugar un papel muy importante en la prevención y el tratamiento de la enfermedad. Hasta el momento todos los estudios realizados al respecto evidencian que una ingesta dietética alta de luteína y zeaxantina puede proteger contra la degeneración macular senil. También se considera al cinc procedente tanto de la dieta como de suplementos, un agente protector e incluso se ha observado que una ingesta alta de frutas y verduras ricas en beta-carotenos actúa en la misma medida. En nuestra alimentación las fuentes de luteína más comunes son las frutas del bosque (moras, arándanos, frambuesas y fresas silvestres), espinacas, la lechuga, el brócoli, las acelgas y el apio. La zeaxantina por su parte se encuentra en frutas como la naranja o el melocotón y en vegetales como los berros, el maíz o la achicoria.

Antioxidantes necesarios

Los diversos estudios experimentales y epidemiológicos que se han divulgado en la literatura científica, sobre la protección y la mejora de la visión producidas con la ingesta de ciertas dosis de antioxidantes, dan lugar al planteamiento de si son necesarios o no los suplementos.

Los investigadores de la University of Sydney y de la University of Newcastle han evidenciado lo que otros científicos apuntaban en estudios anteriores: dosis altas de luteína y zeaxantina en la dieta reducen el riesgo de degeneración macular asociada a la edad. También confirman el papel protector del zinc frente a la misma enfermedad. Pero otra observación reflejada en su estudio, y por el momento no respaldada por datos retrospectivos, es que una ingesta dietética alta de suplementos de beta-carotenos pueden incrementar el riesgo de que aparezca dicha enfermedad.

Los suplementos nutricionales son fuentes concentradas de nutrientes que sólo persiguen complementar la dieta para añadir o elevar el consumo de aquellos que se consideran necesarios para el óptimo funcionamiento de los tejidos, ya sea porque la dieta que realiza la persona los aporta escasamente, o porque se considere que su refuerzo pueda aportar beneficios adicionales. Nunca un suplemento debe utilizarse como tratamiento de base, ni como sustitutivo de éste o de una dieta equilibrada.

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