El azar a veces abre inesperadas puertas a la ciencia. Este ha sido el caso de una investigación dirigida por Andrés Lozano, profesor de neurocirugía del Western Hospital de Toronto (Canadá), que trataba de reducir el apetito de un paciente obeso mediante estimulación cerebral, y que ha abierto nuevas perspectivas en el conocimiento de la memoria. Al paciente, hombre de 50 años con obesidad mórbida, le fueron introducidos unos electrodos en el hipotálamo con la finalidad de incidir sobre el centro del apetito.
La respuesta fue inesperada ya que el estímulo provocó la evocación de una escena anterior de su vida, que creía olvidada. El paciente recordó una escena con unos amigos cuando tenía alrededor de 20 años. La imagen, en color, se hizo más vívida cuando se aumentó la intensidad de la estimulación, incluso pudiendo identificar las prendas que vestían y de qué estaban hablando, aunque no pudo recordar la conversación.
La respuesta fue inesperada ya que el estímulo provocó la evocación de una escena anterior de su vida, que creía olvidada. El paciente recordó una escena con unos amigos cuando tenía alrededor de 20 años. La imagen, en color, se hizo más vívida cuando se aumentó la intensidad de la estimulación, incluso pudiendo identificar las prendas que vestían y de qué estaban hablando, aunque no pudo recordar la conversación.
El fenómeno ocurrió de nuevo cuando los investigadores repitieron la prueba, e identificaron que la técnica era más efectiva cuando los electrodos se encontraban cerca de una estructura denominada fórnix. Además, después de tres semanas de estimulación continúa del hipotálamo, los investigadores encontraron mejoras significativas en los resultados de dos pruebas de aprendizaje que realizó el paciente. Los resultados se publican en 'Annals of Neurology'.
Esperanza para el futuro
El pasado año la revista 'Nature' publicó uno de los resultados más espectaculares de la técnica: el caso de un paciente que 'despertó' de un estado casi vegetativo, de 'mínima conciencia' en el que se encontraba desde hacía seis años. Este estado se caracteriza por fases intermitentes de conciencia, a diferencia de lo que sería el estado vegetativo persistente. Gracias al procedimiento, el paciente, un hombre de 38 años que se hallaba en esta situación como consecuencia de lesiones cerebrales graves, consiguió tragar alimentos y hablar.
Los investigadores implantaron electrodos que enviaban impulsos eléctricos al tálamo, zona profunda del cerebro que regula la consciencia. Los electrodos parten de una especie de marcapasos implantado en el tórax del paciente, bajo la piel. Según los investigadores, la técnica podría ser aplicable a pacientes en un estado similar aunque puntualizan que es un caso aislado y que podría no ser extrapolable a otros pacientes. Actualmente se está estudiando la utilidad de la técnica en el tratamiento de otras afecciones como la cefalea en racimos y en conductas agresivas.
La depresión mayor es otra de las patologías que se está investigando. Hasta el momento la investigación, que se está realizando en EE.UU. y la Unión Europea, ha arrojado resultados positivos en el 66% de los casos. La terapia podría ser útil en pacientes con enfermedad de larga evolución que no se controlan con el tratamiento farmacológico óptimo.
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