miércoles, 6 de febrero de 2008

Los Alimentos Nutracéuticos

Comúnmente se utiliza la denominación nutracéutico como sinónimo de alimento funcional. Sin embargo, la concepción más difundida de un producto nutracéutico lo define como una sustancia de origen natural, que puede aislarse desde un alimento y que tiene un efecto determinado y positivo sobre la salud humana. En otras palabras, se trata del componente que le otorga funcionalidad al alimento.

Nutracéutico, alicamento o funcional. éstas son las distintas denominaciones para referirse a un mismo concepto. Son términos acuñados para designar a un grupo de alimentos o a algunos de sus componentes con unas propiedades y unos efectos sobre el organismo hasta ahora referidas casi exclusivamente a los medicamentos.

Se venden en los mercados, pero hay quien defiende que su sitio es la farmacia. Son, entre otros, los alimentos que ayudan a reducir el colesterol, aquellos enriquecidos en antioxidantes que previenen trastornos degenerativos o a los que añaden calcio que fortalece los huesos reduciendo así el riesgo de descalcificación ósea. La diferencia principal con los medicamentos es que no tienen, en teoría, efectos secundarios y que no llevan prospecto. Pero sí necesitan acompañarse de un manual de uso que indique la cantidad que se ha de consumir para que resulte real el efecto saludable al que aluden.

Lo cierto es que no todos los alimentos que incorporan un "valor añadido" producen los beneficios que promulgan. Depende del tipo de ingrediente agregado, de su forma química, de cómo responden a la absorción y al metabolismo en el organismo, así como de los otros nutrientes que forman parte de la composición natural del alimento (pueden favorecer su absorción o anularla). Esto lo sabe la industria. El consumidor, no.

Caracteristicas

Cuando hablamos de nutraceuticos, nos referimos a una medicina biológica y de una categoría muy amplia de productos que deben cumplir los siguientes criterios:

Ser productos de origen natural.
Que aporten estabilidad temporal .
Que aporten efectos beneficiosos para la salud, como son: mejora de una o más funciones fisiológicas, acción preventiva y/o curativa y mejora de la calidad de vida.
Que aporten reproducibilidad, calidad, seguridad y eficacia.
Estudios reproducibles de sus propiedades bioactivas.

Los alimentos funcionales, por su naturaleza, colaboran en la prevención y el tratamiento de enfermedades, como, por ejemplo, los que ayudan a reducir los niveles de colesterol. Sirven para dar apoyo nutricional y, sin necesidad de recurrir a los fármacos, disminuyen los factores de riesgo de ciertas enfermedades. La diferencia es que en el caso del alimento funcional, el beneficio, en la mayoría de los casos, es pequeño y a largo plazo si se compara con un medicamento que actúa de manera eficaz a corto plazo.

Para quien no tiene clara la diferencia, el consumo de estos alimentos puede resultar decepcionante. Es el caso de quienes centran toda su confianza en ellos para mejorar su enfermedad o su malestar. La persona incluso retrasa la visita médica o el tratamiento que podría haber sido crucial si se hubiera comenzado a tiempo. Recurre a los alimentos enriquecidos porque entiende que tienen más cantidad de lo que necesita por su situación particular.

El fabricante debería anunciar el componente que añade a un alimento, sus formas químicas asimilables por el organismo y la cantidad suficiente para que el consumo de una ración normal tenga el efecto esperado. Por su parte, el consumidor debería saber cuál es el componente añadido, qué efecto tiene sobre su organismo, y qué cantidad de alimento debe tomar para que le produzca el efecto nutricional o fisiológico declarado.

Sin embargo, existe una gran esperanza en lo referente a la alimentación en el futuro. Debido a este gran cambio en el “diseño de alimentos”, en el futuro no será extraño caminar por los pasillos del supermercado y comprar un bote de nieve o helado que prevenga el cáncer de seno o el de próstata. Tampoco será extraño encontrar productos aún más a la medida, como alimentos diseñados especialmente para protegernos de una propensión genética a problemas cardíacos que nos ha sido diagnosticada a través de mutaciones en nuestro ADN, o comprar alimentos modificados genéticamente que contengan altas cantidades de nutracéuticos naturales. Estas tendencias, aunque parezcan futuristas, son una realidad muy cercana. Sin embargo, para llegar a este punto se ha realizado y se está realizando investigación científica que permite separar a la ciencia y al conocimiento científico verdadero de los mitos y estrategias de mercadotecnia.

Bibliografía y fuentes

R.TOJO SIERRA, R.LEIS TRABAZO Alimentos Funcionales. Su papel en la nutrición preventiva y curativa. Boletín de la Sociedad de pediatría de Asturias, Cantabria, Castilla y león. 2033; 43. 376-395.

Nutrición y Alimentación Humana – José Mataix Verdú

KRAUSE. M, Nutricion y Dietoterapia, Editorial Mc Graw Hill 10ma edicion Mexico 2004
Consumer.com Erosky

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