Antes de la invención del despertador y de la televisión , y , naturalmente, de la electricidad, los seres humanos armonizaban su vida con el ciclo noche/ día. Se levantaban cuando el gallo les despertaba, hacían sus tareas diarias y cuando el sol se escondía, terminaban su actividad para irse a dormir. La luz del día anunciaba el inicio y el término de muchas actividades.Todo ha cambiado en nuestros días y con las cortinas cerradas podemos demorar nuestra hora de despertar hasta el momento de levantarse para ir a trabajar, y de noche vemos la tele hasta altas horas.
Pero la verdad es que nuestro sistema necesita el sueño y su deprivación es el origen de muchos malestares. Nos hemos alejado mucho de la sabiduría animal y nuestros ritmos diarios se han ido transformando a medida que obedecían a otras necesidades.
Los animales pueden predecir los cambios de estación por adelantado gracias a la luz del día y su duración. No es a causa de la temperatura, como muchos creen. Observan con total exactitud el ciclo noche/día. Ellos notan el acortamiento de los días durante el otoño y perciben la llegada del invierno. Y al revés también notan el alargamiento de los días en primavera. Así hacen sus planes de migración, apareamiento, hibernación y las diversas conductas que preservan su vida.Nosotros también estamos influidos por la luz. La luz determina nuestro ciclo sueño/vigilia.
La hormona del sueño.
El deseo de dormir se origina tanto en animales como en los humanos por la secreción de una hormona llamada melatonina. La melatonina es producida por una pequeña glándula conocida como glándula pineal. Al anochecer, esta glándula reacciona a los bajos niveles debidos a la luz del día y empieza a producir la melatonina, la cual es, a su vez liberada a la sangre, haciendo que nos sintamos somnolientos. Durante el sueño esta llega a su mayor grado de producción. Por la mañana, el brillo de la luz en nuestras retinas alcanza la glándula pineal, la cual reacciona otra vez, interrumpiendo la secreción de melatonina y quitándonos la somnolencia.
Como la glándula pineal está conectada a todo el resto del sistema hormonal, la producción de melatonina, obviamente, puede tener influencia sobre los ritmos de crecimiento, la reproducción y la actividad tanto en animales como en humanos. Se sabe que el crecimiento de los niños se ve afectado por las estaciones. La altura y el peso se incrementan en primavera y verano. También la luz influye en el dormir, la duración del sueño, el umbral del dolor, el grado de alerta, los hábitos alimentarios, el estado de ánimo, el inicio de la menstruación en las mujeres y la actividad sexual.
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