La aparición de los primeros dientes suele ser a los 6 meses y se prolonga aproximadamente hasta los 30 meses, aunque hay bebés que tienen el primer diente a los tres meses o retrasan la salida hasta cumplir el año.
La cronología aproximada (puede variar) de aparición es la siguiente:
6 a 9 meses: incisivos centrales inferiores.
9 a 10 meses: incisivos centrales superiores.
10 a 11 meses: incisivos laterales superiores.
11 a 12 meses: incisivos laterales inferiores.
12 a 14 meses: caninos inferiores y superiores.
14 a 24 meses: primeros y segundos molares inferiores y superiores.
La Erupción es muy molesta
Dedos y puños a la boca con mucha frecuencia, con un deseo irrefrenable de morder para presionar las encías.
Babeo más abundante de lo habitual, producido por la estimulación de saliva que produce la dentición.
Irritabilidad inusual debido al dolor de las encías.
Disminución del apetito por el aumento del dolor que produce la succión.
Fiebre baja a causa de la inflamación.
Qué hacer para aliviar los síntomas
Existen distintas medidas para aliviar el malestar del bebé durante la aparición de los dientes:
Mordedores: juguetes con un líquido dentro que se meten en el frigorífico. Cuando el niño los muerde siente mucho alivio.
Frotar la encía suavemente con un dedo previamente metido en agua fría.
Alimentos y líquidos fríos.
Analgésicos y antinflamatorios.
Gel frío de encías.
Acompañamiento: el cariño conforta al bebé.
Importancia de los Dientes de Leche
No tiene importancia en la función estética sino en la de cuidar los espacios naturales para los dientes permanentes.
Su cuidado es imprescindible para que el niño no presente problemas de caries o incluso pérdida prematura de dichas piezas. Si dichos problemas llegan a ocurrir, derivan en grandes alteraciones en la dentición permanente si no se tratan de una manera correcta y precoz.
Una de las funciones más importantes de la dentición temporal, a parte de la obviamente masticatoria, es que dichos dientes sirven de guía para la erupción de los dientes permanentes, de manera que les guardan el espacio y los guían hacia una correcta alineación y oclusión dental.
No debe menospreciarse ninguna caries por lo que la visita al odontólogo es obligada para que la trate adecuadamente. Incluso en ocasiones si la caries ha avanzado mucho puede llegar a ser necesaria la desvitalización de la pieza (quitarle el nervio) si de esta manera se mantiene la pieza temporal en boca el tiempo necesario para que la pieza permanente se desarrolle y erupcione.
Si se pierde por ejemplo un diente molar de leche, puede ocasionar una maloclusión si no se toman medidas correctivas. Para hacer frente a todos estos problemas de pérdidas de espacio surgieron los MANTENEDORES DE ESPACIO. Su función es la de preservar el espacio que ha dejado un diente ante su pérdida, sea ésta total o parcial.
Por otro lado estos dientes son muy importantes para que se desarrolle el hueso que forma los maxilares; si no los tenemos, el hueso no crece como debe y esto puede generar dificultades en el futuro.
Para un niño no es lo mismo ver que su boca está sana, a ver sus dientitos oscuros, rotos o ausentes.
Es importante porque permite aprender a hablar, pronunciando correctamente las palabras.
Estas son algunas de las grandes razones por lo que es importante cuidar y mantener sanos los dientes de leche.
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