martes, 23 de octubre de 2007

El Plomo: Un riesgo para la Salud

La OMS alerta sobre el riesgo potencial del plomo sobre todo en niños ya que puede interferir de forma significativa en su desarrollo.
La noticia de la retirada del mercado de juguetes en los que se había detectado un exceso de plomo en la pintura, ha disparado de nuevo las alertas por posibles casos de intoxicaciones. La intoxicación por plomo ya había sido un problema preocupante pero gracias a las normativas aplicadas, la exposición al metal se está reduciendo desde 1970. Ahora, un estudio señala que un 13% de los casos de retraso mental en la infancia pueden ser atribuidos a contaminación por este mineral y que cuatro de cada diez niños presentan niveles altos en sangre.

Mínimos niveles, tóxicos
Son numerosos los estudios que demuestran el efecto perjudicial del plomo sobre la salud, especialmente en los niños. Un estudio auspiciado por la OMS y publicado en Environmental Research, señala que un 13% de los casos de retraso mental en la infancia pueden ser atribuidos a contaminación por plomo y que cuatro de cada diez niños presentan niveles altos de este mineral en la sangre. Los menores son más sensibles a los efectos del metal porque su sistema nervioso, en desarrollo, es más vulnerable. Además, tienen conductas, como llevarse objetos a la boca, que favorecen las intoxicaciones y presentan mayor capacidad de absorción del plomo que los adultos.

Durante el embarazo, el plomo cruza la placenta y llega al feto. Se han descrito malformaciones vertebrales, cardíacas, renales y en extremidades del recién nacido. Las distintas manifestaciones clínicas se correlacionan con los niveles de plomo en sangre. La encefalopatía plúmbica se relaciona con altos niveles de plomo superiores a 80 microgramos por decilitro (µg/dl), el deterioro cognitivo con 50 µg/dl, la neuropatía (enfermedad del riñón) con 40 µg/dl y la neuropatía periférica con 20 µg/dl. Incluso con valores bajos como 10 µg/dl puede aparecer anemia y con cifras menores de 10 µg/dl, se ha referido, en niños, deterioro intelectual y en niñas, retardo en el inicio de la pubertad.

Mientras que en adultos el límite es de 30 µg/dl, en niños, por su mayor sensibilidad, los niveles máximos tolerados de plomo son menores. Por ello, niveles por encima de 10 µg/dl se consideran elevados. El diagnóstico de la intoxicación por plomo suele ser difícil, ya que los síntomas a menudo son inespecíficos. La medida más utilizada es la determinación de plomo en sangre y la zinc-protoporfirina. El tratamiento consiste en alejamiento de la fuente de exposición, cambios en los hábitos, y una dieta adecuada en calcio, hierro y vitamina C sobre todo en niños. Dependiendo de los niveles de plomo, la terapia quelante, que se aplica para eliminar metales pesados, requiere la administración intravenosa de un suero fisiológico con una serie de substancias, como EDTA y complejos polivitamínicos, poliminerales y antioxidantes con la intención de 'limpiar' las arterias.

Pese a que la intoxicación por plomo más frecuente es la crónica, después de una exposición a gran concentración, puede darse toxicidad de forma aguda, presentándose como encefalopatía, insuficiencia renal y síntomas gastrointestinales. Dolor abdominal, cansancio, cefalea, irritabilidad, dificultad en la concentración y estreñimiento son el paquete de síntomas más habituales, además de anemia. El dolor abdominal puede ser intenso y se conoce como 'cólico saturnínico'. En algunos pacientes el plomo se deposita en las encías en forma de una línea oscura entre la base del diente.

A nivel del sistema nervioso, la intoxicación se manifiesta en los nervios periféricos, sobre todo de los miembros superiores, provocando lo que se conoce como 'mano del pintor', porque se solía presentar en estos trabajadores por el uso de pinturas con alto contenido de plomo. En los niños, el plomo puede inducir lesiones en el sistema nervioso provocando problemas de comportamiento y aprendizaje, como la hiperactividad. Asimismo, puede inducir a crecimiento lento, retardo de la pubertad, sordera, cefaleas y pérdida de memoria y de concentración.

Fuente:
Teresa Romanillos ( Consumer.es EROSKI)

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