La homeopatía (del griego μοιος homoios, ‘similar’ y πάθος pathos, ‘sufrimiento’) es un controvertido sistema de medicina alternativa, que emplea remedios carentes de ingredientes químicamente activos. La teoría de la homeopatía fue desarrollada por el médico sajón Samuel Hahnemann (1755-1843), y se publicó en 1796. Tiene una amplia y creciente popularidad en las áreas en las que se practica, pero sus fundamentos empíricos y teóricos no son aceptados por ninguna organización científica o médica importante. La mayor parte de los científicos, epistemólogos y filósofos de la ciencia, como Mario Bunge, consideran que la homeopatía, al igual que el psicoanálisis o la astrología, es una pseudociencia.
La homeopatía es una de los más polémicos tipos de medicina alternativa, dentro del alto espectro que esta comprende. Sus cuestionamientos vienen del lado de la ciencia (por supuesto) y apuntan a que, a diferencia de la medicina herbal, este tipo de medicina no tiene una base científica comprobada, y mucha gente se cree que la homeopatía está basada en la medicina herbal, por lo cual se cree que tiene efectos positivos comprobados científicamente.
La homeopatía se basa en la convicción, que para curar una enfermedad la más adecuada sustancia activa es aquélla, que provoca en personas sanas síntomas parecidos como los provocados por la enfermedad. De esa manera se debe fortalecer la fuerza vital y ayudar a la autorregulación. Para la producción de medicinas homeopáticas se usan sustancias naturales, que serán preparadas según ciertas reglas y después diluidas gradualmente, proceso que se llama potenciar. Así por ejemplo el remedio “Coffea” que se extrae del grano de café, que puede provocar en un organismo sano nerviosismo, temblor, insomnio e irritabilidad, se usa para un paciente con síntomas parecidos. Coffea restablecerá su tranquilidad y equilibrio.
Uno de los focos más extremos de rechazo a la homeopatía como medicina es la academia británica, que no cesa de manifestarse en contra de este método. Por otra parte, en India existe un crecimiento muy fuerte del uso de la homeopatía, y se la ve cada vez con más énfasis como un tratamiento muy eficaz. Esto no es sólo una creencia popular, sino que desde las esferas gubernamentales también ocurre así.
Michael Baum, profesor emérito de cirugía del ULC (University College London) es uno de los más fuertes exponentes del movimiento antihomeopatía que tiene lugar en Inglaterra. Recientemente, a raíz de una conferencia que se centraba en el tratamiento contra el sida a través de la homeopatía, Baum expresó su desengaño sobre el asunto.
Los argumentos de la academia inglesa rondan en lo expresado más arriba, la creencia de que la homeopatía tiene base científica cuando en realidad no la tiene. Pero si se ve la situación cuidadosamente puede comprobarse que más allá de las críticas provenientes desde los sectores científicos, en Inglaterra la homeopatía evidencia un importante crecimiento en ventas, y la población fortalece su creencia en la eficacia de este tratamiento.
Uno de los argumentos a favor de la homeopatía resalta el punto de que en algunos casos este tratamiento tiene un efecto placebo sobre quienes lo llevan a cabo, y si esto contribuye a mejorar la situación no hay porqué ver a la homeopatía como un tratamiento nocivo. Baum califica esto como antiético.
En India la situación es radicalmente diferente, y numerosas personas afianzan su creencia en la homeopatía. De hecho, algunas personas han llegado a pagar grandes fortunas por medicamentos homeopáticos, los cuales, hay que reconocerlo, no son siempre eficaces. La homeopatía tiene diversos usos medicinales, y su eficacia está comprobada en diversos países. En el caso de India esto es una realidad, y las autoridades están planeando regularizar su uso en casos de mujeres y niños para contribuir a su salud en casos de asma, diarrea y anemia.
La situación es delicada, y por supuesto que no hay que mirarla con ojos radicales. La decisión de seguir un tratamiento homeopático es completamente personal, y no se debe dejar llevar uno por las cuestiones extremadamente cientificistas para rechazarlo, pues, si fuera por esto la mitad de las medicinas alternativas no tendrían ninguna razón de ser.
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