Términos como Anorexia y bulimia entro otros se nos son familiares. Pero han oído hablar de Ortorexia? Qué es la ortorexia? En los últimos meses se está hablando mucho de lo que podría ser una nueva “enfermedad” relacionada con los trastornos alimenticios, la ortorexia. La diferencia respecto a los otros está en que, mientras que en la anorexia y la bulimia el problema gira en torno a la cantidad de comida, en la ortorexia gira en torno a la calidad. El término “ortorexia” proviene del vocablo griego que significa “apetito correcto”. Fue definido por primera vez por el médico norteamericano Steve Bratman en un libro publicado en el año 2000 en EEUU y que lleva por título “Health Food Junkies”, o lo que es lo mismo, “Yonkies de comida sana”. Éste libro ha sido allí un éxito y no es de extrañar si tenemos en cuenta que durante el pasado año más de 5.000 personas habían sufrido ingresos relacionados con éste trastorno.
Se entiende por ortorexia la obsesión patológica por la comida biológicamente pura. Las víctimas de esta enfermedad sufren una preocupación excesiva por la comida sana, convirtiéndose en el principal objetivo de su vida. Podría decirse que es un comportamiento obsesivo-compulsivo caracterizado por la preocupación de qué comer y la transferencia de los principales valores de la vida hacia el acto de comer, lo cual hace que los afectados tengan “un menú en vez de una vida”.
Síntomas
Aunque aún no se tienen suficientemente contrastados los síntomas, ya se tienen ciertos criterios básicos para poder diagnosticar (o catalogar) a un individuo como ortoréxico; siendo estos:
Dedicar más de 3 horas al día a pensar en su dieta sana. Preocuparse más por la calidad de los alimentos que del placer de consumirlos. Disminución de su calidad de vida conforme aumenta la pseudocalidad de su alimentación. Sentimientos de culpabilidad cuando no cumple con sus convicciones dietéticas. Planificación excesiva de lo que comerá al día siguiente. Aislamiento social provocado por su tipo de alimentación.
Algunos ortoréxicos dedican una hora a examinar lo que van a comer, leen minuciosamente las etiquetas de lo que compran, comen y cocinan solos, porque no se fían de los restaurantes y mastican los bocados decenas de veces antes de tragarlos.
En su vida, todo gira alrededor de la comida: no sólo rechazan los alimentos que engordan o aportan toxinas, sino los cultivados con fertilizantes y herbicidas, o que llevan una sustancia artificial. La mayoría de quienes padecen ortorexia son mujeres extremas, y tienen un nivel socioeconómico medio-alto. Son personas rígidas, estrictas, muy exigentes consigo, y con rasgos obsesivo-compulsivos. Representan el uno por ciento de la población.
En su vida, todo gira alrededor de la comida: no sólo rechazan los alimentos que engordan o aportan toxinas, sino los cultivados con fertilizantes y herbicidas, o que llevan una sustancia artificial. La mayoría de quienes padecen ortorexia son mujeres extremas, y tienen un nivel socioeconómico medio-alto. Son personas rígidas, estrictas, muy exigentes consigo, y con rasgos obsesivo-compulsivos. Representan el uno por ciento de la población.
“Hay que aprender a comer bien, pero también permitirse algún desliz de vez en cuando, porque la represión sólo aumenta el deseo de hacer algo y atormenta”, señalan los expertos.
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